Platos clásicos y tradiciones para la cena de fin de año

Un paseo por las costumbres culinarias que despiden el año viejo y reciben con mucho sabor y los mejores deseos, el año que se inicia.

Cena de año nuevo

En cualquier cultura, el paso de un ciclo a otro, siempre ha sido una ocasión propicia para celebrar, obedeciendo a calendarios basados en creencias religiosas, astrológicas o agrícolas. La mayoría de los países europeos de mediados del siglo XVI, seguían fielmente el calendario juliano, que concluía el 24 de marzo, pero luego, con la aceptación del calendario gregoriano, se estableció como último día el 31 de diciembre, dando paso a la celebración de año nuevo o fin de año, según el país donde se celebre.

Y como en toda celebración especial, la comida está presente con su carga de tradiciones, combinando sabores y costumbres heredadas, que van cambiando para adaptarse a los tiempos, sin perder la esencia de sus orígenes. Para despedir un año y recibir el venidero, ya los romanos preparaban una gran cena que compartían entre amigos y familias, durante la cual intercambiaban miel y dátiles, para que el año que iniciaba, fuera dulce.

Algunas de las tradiciones culinarias que se mantienen en países de Europa y América, para el año nuevo son las siguientes:

Brindar con Champaña (Champagne)

Propio de la provincia francesa de Champagne, esta exquisita y delicada bebida pasó por un proceso de experimentación que inició un monje dominico de apellido Perignon, nombre devenido Don Perignon, por la abreviatura “dom” de la orden religiosa. El resultado de tal experimento resultó en un líquido burbujeante que por su costo y sabor especial, se asociaría a grandes ocasiones.

El acto de brindar por lo demás, tiene un profundo significado ya que une el valor de una ofrenda, con los buenos deseos que quedan representados en las chispeantes burbujas del champagne. De allí que esta bebida sea la ideal para despedir y agradecer al año que termina, y dar la bienvenida a un año nuevo, pleno de esperanzas y expectativas.

Las doce uvas

Una hermosa fuente, repleta de racimos de uvas jugosas y dulces, suficientes para que todos los comensales tomen 12 de estas frutas, al momento de despedir el año que termina, y dar la bienvenida al año nuevo, es una tradición que se celebra en España, y en muchos países latinos influenciados por dicha cultura.

Cuenta la historia que el Alcalde de Madrid, José Abascal, por allá por 1882, decretó un bando que imponía el pago de 1 duro (5 pesetas) a las personas que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos. Un grupo de madrileños indignado, decidió una singular forma de protesta, que se burlaba además, de las familias aristocráticas que celebraban con uvas y champaña la noche vieja: reunirse en la famosa Puerta del Sol, a tomar uvas al son de las campanadas de las 12.

Con el paso del tiempo, la acción se hizo costumbre, y la costumbre tradición, extendiéndose por pueblos y ciudades hasta traspasar las fronteras y perdurar en el tiempo, con connotaciones de buenos augurios para los días por venir.

Pavo horneado

Este animal silvestre para la época, fue llevado a las Cortes europeas en el siglo XVI por Hernán Cortez, quien quedó fascinado por su sabor, desde que los indios aztecas se lo sirvieran en un festejo. Para ellos el nombre era guajolote, y aprovechaban no solo su carne, sino sus plumas, para elaborar adornos y utensilios.

Continuando con un interesante periplo histórico y geográfico, el último jueves de noviembre de 1620, un grupo de colonos ingleses a bordo del Mayflower, desembarcaron en tierras estadounidenses cansados y hambrientos; los anfitriones, para rendir los alimentos, optaron por preparar carne de pavo, gesto que los colonos agradecieron infinitamente. Desde entonces, ese día se celebra el Día de Acción de Gracias, con el tradicional pavo en la mesa.

Preparado en grandes fogones de leña, o a las brazas, era uno de los platos preferidos de Enrique VIII. La gente del pueblo, que solía imitar las costumbres de sus señores, acogió la ingesta de esta carne de sabor simple entre sus costumbres, y como el animal proporcionaba abundante carne, se reservaba para ocasiones especiales en las que se reuniera toda la familia, como por ejemplo la navidad y las festividades de despedida y bienvenida de año, pasando a ser el plato por excelencia en estas fechas.

Continúe leyendo la segunda parte de la cena de noche vieja o año nuevo.