Introducción a los vinos españoles
No hay una buena comida sin una copa de un buen caldo entre las manos. El vino, ese gran patrimonio histórico y cultural, es imprescindible en España. La gastronomía y la vida no pueden entenderse sin los vinos. Riojas, Riberas del Duero, Finos, Cavas o Jerez son algunos de los más conocidos fuera de España, pero existen otros muchos por toda la geografía de la piel de toro.
Son un estilo de vida, un paisaje, una cultura, una costumbre ancestral llevada al día a día, a lo cotidiano. Brindar con vino, realzar el sabor de un delicioso plato, reunir a los amigos alrededor de una botella de un buen caldo, una buena tertulia, disfrutar con su aroma, su sabor en boca, mejorar la salud con su consumo regular y moderado...
Acervo milenario
Es complicado abarcar el extenso acervo milenario vinícola ibérico en unas pocas líneas. Cada territorio tiene al menos un vino típico con tradición, producción y características propias. La variedad es enorme, a menudo cada región española cuenta con varias zonas vitivinícolas especiales llamadas Denominaciones de Origen (D.O.) donde coexisten vinos de gran calidad y fama como el Jerez, el Rioja, el Ribera del Duero o el Cava, por citar sólo algunos de los más conocidos, que por derecho propio tienen un nombre en el mercado internacional. Existen otros muchos vinos producidos en zonas poco conocidas fuera de España con D. O. que también son excelentes. Nos quedan también por reseñar los que no pertenecen a Denominaciones y son englobados geográficamente como Vinos de la Tierra.
Clases de vinos españoles
Los vinos de España se han adaptado a la normativa europea y han sido agrupados en dos grandes tipos: Vinos de Mesa (VDM) y Vinos de Calidad Producidos en Regiones Determinadas (VCPRD). Además, también son clasificados según su edad al ser embotellados y etiquetados y según el proceso de envejecimiento al que sean sometidos. No sólo con la edad puede mejorar un vino, también depende del proceso de envejecimiento y del recipiente en el que repose antes de ser embotellado, así será su calidad y su sabor, y por lo tanto, su precio (2).
Dependiendo del tipo de madera con la que esté construida la barrica en la que reposen los caldos, será su envejecimiento más rápido o más lento y también adquirirá unas esencias o aromas determinados. La variable del tipo de uva también es determinante: los tintos envejecen más lentamente que los blancos y los rosados.
Ley de la Viña y del Vino
Para regular todo ello, existe la Ley de la Viña y del Vino, del 10 de julio de 2003, (1), donde se especifican los procesos de crianza que determinan las categorías de los vinos: vino joven, de crianza, reserva y gran reserva.
- Los vinos jóvenes se etiquetan muy pronto después de la vendimia
- Los vinos de crianza deben pasar un periodo mínimo de envejecimiento de veinticuatro meses en el caso de los tintos, de los que al menos seis de ellos habrán permanecido en barricas de madera de roble. Los blancos y rosados han de envejecer dieciocho meses, de los que al menos seis estarán en barricas de roble
- Los vinos de reserva tintos han de tener tres años y deben pasar al menos doce meses en barricas de madera y en botella el resto. Los blancos y rosados con dos años de vida, de ellos al menos seis meses en barricas
- Los vinos Gran reserva se elaboran sólo con las mejores añadas. Los tintos han de tener sesenta meses de vida, de los que habrán pasado al menos 18 en barricas y en botella el resto; mientras que los blancos y rosados han de tener 48 meses de envejecimiento, y haber pasado seis de ellos al menos en una barrica de madera de roble
Otras formas de consumo
Quienes no consumen regularmente vino lo toman en ocasiones en forma del llamado “tinto de verano”, con hielo y combinado con gaseosa, limón o en forma de sangría. Esta es una de las bebidas más internacionales que se asocian con España fuera de nuestras fronteras. Y es una forma más de consumo del vino de nuestra tierra. Aunque, por supuesto, para estos combinados no es necesario que se utilice un vino gran reserva.
El decálogo básico del enólogo dicta que el buen vino tinto de reserva ha de tomarse entre 14 y 18º C., e incluso los tintos de casta a más de 20 grados, jamás enfriado en nevera y mucho menos con hielo, descorcharlo minutos antes para que según los expertos, el vino se airee y poder paladear mejor su sabor. Los blancos y rosados pueden tomarse más fríos, nunca helados.
La cultura del vino es un mundo aun por descubrir fuera de las fronteras de España: el vinoturismo, la vinoterapia, la viticultura, la gastronomía del vino… Comenzamos hoy a sumergirnos en los caldos españoles. Otros artículos vendrán más tarde. Mientras tanto, saboreen una copa de vino a su salud.
1. www.winesfromspain.com
2. www.spaingourmetour.com